BELFORT: Del Mediterráneo al País de los gnomos

viernes, septiembre 28, 2012

Esta es la historia de mi primera entrevista de trabajo en mucho tiempo. Una historia rara, para una oferta de trabajo más rara aún.

Dejad que os cuente algo sobre mi vida. Nací en una ciudad de España de cuyo nombre no quiero acordarme, en el año 1978. Tiempos turbulentos los de mi primera niñez. Con 18 años, en 1996, me dí cuenta de que lo de construir casas tenía futuro - y como nunca tuve madera de empresario, decidí ser arquitecto. Terminé la carrera en 2001, y hasta que comenzó la crisis ¡como viví! Edificando casas y chalets en primera línea de playa. Aquellos años en los que parecía que en España siempre habría prosperidad...

Y aquí estoy, en 2012. Llevo sin trabajar de lo mío desde 2009, así que cuando recibí una extraña invitación para ir al País del gnomos me dije, ¿por qué no? Después de ver 30 veces la película "Dentro del laberinto", estaba dispuesto a realizar tal aventura, aunque me imaginaba que la realidad no se parecería a esa película que tanto me gusta. Pero era o el País de los gnomos, o Alemania, y yo nunca he soportado el frío...

El rey de los gnomos
Al llegar al País de los gnomos (lo siento, no puedo decir cómo se llega, baste mencionar cierta bebida que uno ha de ingerir antes de quedar dormido), me recibieron a las puertas de la ciudad imperial, e inmediatamente me llevaron a la entrevista. Ahí un horrible gnomo me contó que en el país vivían muchas razas y especies, y que los gnomos nunca gobernaron, que siempre se conocía como el imperio de la dinastía tal o la alianza cual, pero, que en realidad, ni Mengano ni Fulano importaban. Lo que importaba era la burocracia que mantenía el país en pie.
El gnomo que me entrevistó

Por supuesto, me froté las manos. Vengo de España - dije -soy un experto en tratar con burocracia. Si usted supiera de lo que he convencido a ciertos alcaldes...

No tan rápido, amigo - me contestó. Nuestro sistema es diferente. Si usted falla, morirá. Si triunfa, será recompensado con oro. Y tendrá que competir contra otros arquitectos. ¿Está dispuesto?

Mi corazón palpitó. Pero no estoy dispuesto a aprender alemán, ni a pasar frío, así que no me quedaba otro remedio. Y así comenzó la entrevista, por llamarla de algún modo. El gnomo me contó que el nuevo rey, Zigur I, por el que sentía un cierto desdén que dejó entrever durante toda la entrevista, había decidido edificar una nueva capital, donde de 2 a 5 arquitectos competiríamos por ser el mejor - ¡y sobrevivir!. 

Por supuesto, entendí en seguida qué significaba ser el mejor construyendo una ciudad, y mencioné al gnomo que estaba seguro de que haríamos generosas contribuciones al erario público y privado, si ustedes me entienden....

El gnomo me miró con comprensión y sonrió, mostrando una hilera de dientes (con algunos huecos, todo sea dicho). Por eso buscamos españoles, me dijo, son ustedes tan comprensivos...

Por lo que pude entender del siguiente trozo de la entrevista, en realidad, el sistema de corrupción municipal en el País de los gnomos está muy institucionalizado. Íbamos a tener 7 meses para realizar el trabajo; al final de todos los meses impares (menos el primero), se nos otorgarían "puntos" según los burócratas juzgaran que estábamos contribuyendo al desarrollo de la ciudad. En base a ese prestigio, los gnomos nos pedían una "contribución" mensual: mayor cuanto mayor sea nuestro prestigio. A pagar todo en caja b, dinero negro. La costa mediterránea en pleno país de los gnomos.

Tablero para contar meses y contratar gnomos; la X en un mes indica recuento de puntos al final del mes.

Pero, ¿cómo se gana este prestigio?
El rey, me contó el gnomo, estimaba dos cosas principalmente: ver muchos trabajadores, de cualquiera de las razas que poblaban la tierra (le gustan las multitudes, sobre todo si piensa que son fans), y ver muchos edificios. La ciudad estará dividida en 5 barrios, y aquel arquitecto que posea más edificios en los meses clave en cada barrio ganará mucho prestigio. En concreto: 5 puntos para el arquitecto con más edificios por barrio, 3 para el segundo y 1 para el tercero, en caso de 4 o más arquitectos. Si varios arquitectos empatamos a edificios, entonces nos repartimos los puntos.
Tablero de los barrios de belfort (sacado de http://inspirationtopublication.wordpress.com/)

Hay tres clases de trabajadores: los elfos, muy buenos con la madera; los enanos, sabios en talar la piedra, y los gnomos, expertos en trabajar en talleres. Ser el aquitecto con más empleados de una raza también se recompensa con prestigio (o ser el segundo, en caso de muchos arquitectos).
Trabajadores (enano, maestro enano, maestro elfo, elfo) 
Gres Gisgres Gnomos comían Gachas....

Mi cabeza estaba a punto de explotar. Le pregunté al gnomo qué podía hacer con los trabajadores, y me contesto que era muy sencillo. Para empezar, los trabajadores se podían asignar a alguna de las siguientes actividades:
  • Recolectar materias primas
  • Reclutar otros trabajadores de su misma raza
  • Trabajar en un taller o en un gremio de la ciudad (en caso de gremio, hay que pagar una moneda de oro a los gnomos o al dueño, si lo tuviera)
  • Cambiar el orden de ejecución de acciones de los arquitectos (los gnomos nos obligan a dar las órdenes uno a uno, por turnos).
Así, cada uno de nosotros da órdenes a sus trabajadores para hacer cualquier cosa, menos recolectar materias primas. Una vez que no tenemos más ordenes que dar, podemos poner a nuestros trabajadores sobrantes a recolectar materias primas, y entonces, esperamos a que todos los arquitectos hayan terminado.

Algunos gremios de Belfort
Pero, ¿que tipo de materias primas podemos recolectar? Para construir edificios, según me dijo el gnomo, los materiales clásicos son madera, piedra, y mineral. Además, dijo sonriendo, también se puede trabajar en la mina para conseguir oro. Cada trabajador colocado correctamente en una de estas zonas de materias primas (no hay límite, pero la madera sólo la pueden coger elfos, y la piedra sólo los enanos) consigue un recurso de ese tipo (excepto la mina de mineral, donde se necesitan dos trabajadores (un elfo y un enano), por cada trozo de mineral que se desee extraer); los gnomos dan un recurso extra al arquitecto que más trabajadores tenga por recurso. Además, los trabajadores pueden ser normales, o expertos; en caso de ser expertos son capaces de conseguir dos recursos por cabeza (pero no cuentan doble para determinar la mayoría).

Tablero de materias primas
Una vez que se han cobrado todos los recursos (y el oro), es tiempo de pagar "la colaboración voluntaria" a los burócratas gnomos, pero también de recaudar por los edificios de los que se disponga en la ciudad, recibir todas las recompensas que se hayan ganado, como nuevos trabajadores o el efecto de los edificios y gremios donde se pusieron trabajadores.
Detalle del tablero: Pagar una moneda si se tienen esos puntos

Una vez hecho eso, se procede a realizar ciertas acciones:
  • Comprar planos de edificios: Para construir un edificio, siempre hace falta tener el plano (además, los trabajadores son un poco brutos y lo destrozan, por lo que hace falta comprar otro aunque se quiera volver a construir el mismo tipo de edificio). Siempre se puede escoger un plano al azar o uno de los tres que siempre están expuestos. Esta siempre debe ser la última acción. Desgraciadamente, los gnomos son un poco cerrados de mollera y no dejan edificar sin planos (¡la cantidad de chalet que hemos construido sin planos en España!).
  • Construir edificios: Cada edificio del que se disponga de plano y materias primas, se puede edificar. Éstos, además de generar ingresos cada turno, pueden generar otras ventajas, por ejemplo, dinero extra si se coloca un trabajador, convertir a un enano o a un elfo en un enano o elfo experto, etc. Los edificios sólo se pueden construir en los barrios donde queden huecos para ese tipo de edificios: si un barrio ya tiene posada, entonces no se puede construir otra posada. Por supuesto, nadie dice que uno debe preocuparse de que el edificio tenga permisos, o de que sea cálido en invierno y frío en verano - ¡sin regulaciones, como a mi me gusta!
  • Comprar un gremio: Se puede pagar el precio de lo que cuesta un gremio; a partir de entonces, es propiedad del arquitecto, que lo puede colocar en el barrio que quiera. Cualquier otro arquitecto puede seguir usando el gremio, pero en vez de pagar una moneda a la banca, ha de pagársela al dueño del gremio. 
  • Fichar gnomos: Por un precio bastante alto, se puede contratar a un gnomo para que trabaje de forma permanente en un edificio. Hay que tener en cuenta que muchos edificios sólo pueden ser ocupados por gnomos, pero una vez que son ocupados, generarán recompensas muy interesantes para sus dueños. Sólo se puede fichar a un gnomo por mes y arquitecto. ¡Los malditos gnomos están más demandados que los personajes del mundo rosa en nuestro país!
  • Comprar o vender materia prima: En el mercado negro, uno puede comprar y vender materia prima, pero sólo se puede hacer una compra y una venta por mes, y, además, los precios de los gnomos son abusivos.... Lo bueno es que no se paga IVA, que de eso ya sabemos bien nosotros...

Dos cartas/planos de edificios a modo de ejemplo: El herrero no da monedas, pero por un trabajador puede conseguirse un lingote, y con un gnomo se puede conseguir un lingote a cambio de una moneda; el Banco paga una moneda por turno (ver esquina superior derecha) y con un gnomo trabajando, da otra moneda.

Los gnomos nos obligan a realizar todas las acciones de cada arquitecto sucesivamente, en vez de irlas alternando, como al colocar los trabajadores. Una vez pasado el turno de las acciones, se puntúan los puntos de prestigio si corresponde, y así los gnomos saben cuánto pueden cobrarnos los siguientes meses. Así hasta la última ronda, final del plazo de nuestra aventura, final de nuestra oportunidad de seguir viviendo y llenar todos nuestros bolsillos de oro y más oro.

En definitiva, es un reto. Pero no me asusta, vengo de España y ya sé lo que es esto. 

El gnomo me sonrié, y me dice que nos veremos muy pronto.... Y con eso, mi sonrisa y mi ambición, regreso a España para despedirme de mi familia y ponerme con el intensivo de élfico, que parece que me va a resultar más útil que el inglés.
Y es que solo quien se arriesga a ir demasiado lejos descubre, que tan lejos, se puede llegar...

4 comentarios:

  1. Extraordinaria reseña. Completísima y, sobre todo, original. Llego aquí por casualidad (buscando en la bsk reseñas sobre Belfort, sumando y restando puntos para decidir si me compro el juego que me llamó la atención tras leer un artículo de Faidutti). Y me has convencido, lo encargaré en cuanto acabe este comentario, la editorial de Belfort debería de pasarte la comisión, jeje; y te seguiré atentamente. Un saludo.

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  2. Me alegra que la casualidad te haya llevado hasta nosotros y de que hayas disfrutado de las reseñas. Gracias por pasarte y por comentar. Bienvenido Roberto, a esta tu juegueticasa!

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  3. Gracias por seguir al otro lado, kikaytete! Con tan sólo dos palabras nos has dado fuerzas para escribir dos veces muchas reseñas más! Nos leemos!

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