Ticket to Ride - Nordic Countries: Las andanzas de un humilde revisor

martes, junio 12, 2012

¡Pasajeros al tren! ¡Pasajeros al tren!

Esto es lo que grito cada mañana, todos los días. Pero no os creáis que es monótono - ¡al contrario! Vivimos en el año 1910 de nuestro Señor, ¡un mundo de oportunidades! Es mi convencimiento que el mundo se encamina a una edad de continua paz y progreso técnico. No hace ni 10 años que Noruega se separó de mi amada Suecia de forma totalmente pacífica. ¿Quién podría haber imaginado esto hace tan solo 50 años?

Y si en algo se nota el progreso, desde luego que es en mis queridos trenes. ¡Es 1910 y por fin tenemos la tecnología para construir una extensa red de trenes en Escandinavia! Yo no soy más que un humilde revisor, que no me había presentado, pero aún así sé que lo que empezamos hoy, ¡no tendrá nunca fin!

Mis amados Países Nórdicos
En los años que llevo tren arriba, tren abajo, siempre he sido fiel a la compañía que confió en mi por primera vez, y que me permitió poder ganarme mis primeras hogazas de pan. Le estoy agradecido por ello. Sin embargo, no somos los únicos que queremos desplegar nuestros trenes por las vías que recorren nuestras nevadas tierras. Para fomentar la competición, los gobiernos de la región se han puesto de acuerdo para autorizar a 2 o 3 compañías para que puedan trabajar y dar servicios a los ciudadanos, y que construyan así sus propias líneas entre las rutas más demandadas.

No os penséis que como un humilde revisor sé mucho, pero cuentan las malas lenguas que las compañías tienen una lucha interna entre ellas... A mi la competencia me viene bien, la verdad, ¡quizá eso pudiera hacer que me subieran un poco el sueldo! También es sabido que el gobierno presenta 5 rutas necesarias para el país a la compañía al inicio de su andadura, y si ésta quiere ser una de las 2 o 3 en prestar servicios, debe de intentar cubrir al menos 2. Las más emprendedoras se arriesgan incluso a ofrecer más rutas, que a lo largo del tiempo pueden incluso ampliar. De una buena elección supongo que luego dependerá de la rentabilidad de la compañía, y como dicen por ahí, siempre será más fácil ofrecer rutas aprovechando las que ya tienes.

Las 3 compañías
Pero, ¡ay! Me temo que nuestros gobiernos no juegan limpio. Con el objetivo de favorecer a sus compañías predilectas, estas concesiones se mantienen en secreto. A veces cuando vamos abriendo nuevas rutas, nos encontramos con que muy cerca están los trenes de otras compañías, y hasta el final no sabes a dónde se quieren dirigir. ¡Así que más vale que no te dejes quitar las vías clave que luego te impidan cumplir tu palabra con el gobierno!

Yo tengo un viejo amigo, también revisor de las compañías nórdicas que el pobre sufrió para sacar adelante a su familia porque la compañía para la que trabajaba quiso hacer tantas rutas, que al final no consiguió terminar ninguna... Al final de la temporada los gastos superaron con creces los ingresos, y todo se vino abajo... ¡Qué bocadillos de salmón ahumado nos metíamos entre pecho y espalda cuando coincidíamos en la estación de Göteborg!

Pero bueno, sin dilaciones con mis recuerdos, con las rutas objetivo iniciales en la mano, cada mes (conocido en antigua lengua nórdica como Turnergade, o, en adaptación fonética actual, Turno), las empresas tienen que ir poniendo sus trenes en marcha mediante las diferentes acciones que el gobierno le permite:
  • Pedir nuevas rutas al gobierno: El gobierno le otorgará en secreto tres rutas, y al menos se tienen que comprometer a ofrecer a los ciudadanos una de ellas. Esto es una pesadilla para nosotros los revisores, porque nos encontramos repentinamente con nuevas rutas que no conocemos, ¡alguna vez creo que nos están engañando los clientes y nos solicitan rutas como Cádiz-Estocolmo, que no existen!
  • Ir poniendo trenes en funcionamiento por las vías ferréas: De acuerdo con esto, hay quien se piensa que ser revisor es sencillo, pero si ya tienes que toparte con personas variopintas, ¡tampoco todos los trenes son iguales! Normalmente, una ruta demanda un tipo de tren determinado. Os explico los diferentes tipos de rutas:
Ejemplos de túneles, ferries y vías normales
    • Rutas normales, también llamadas las amigas de los revisores - son las más simples con diferencia. Para ponerlas en marcha solo hace falta tener todos los trenes del tipo indicado - incluso en algunas, las llamadas rutas grises (por aburridas), basta con que todos los trenes sean del mismo color, sin importar cual.
    • Ferries: Para operar rutas por ferries hace falta, normalmente, aparte de los trenes del tipo indicado, unas potentes locomotoras extra. Seguro que os estáis preguntando - ¿qué tiene que ver una locomotora con el agua? Pues la respuesta de un nórdico es clara: ¡el agua está helada y podemos tender una vía sobre el hielo! ¿Os convence? En realidad, a mi tampoco. ¡Espero que nunca me toque pedir billetes en una de esas rutas!
    • Túneles: Estos son los más difíciles de construir, pero eso en el fondo a mi no me incumbe tanto. Lo que más sufro es la prueba de estabilidad que exige el gobierno, a nosotros. Sí, prueba de estabilidad, en la que, aparte de los trenes adecuados, la Hermandad de Maquinistas de Tren de los Países Nórdicos cantará las canciones típicas del gremio en el túnel (tras los barriles de vodka con cerveza oportunos, claro), y si no sobrevive el túnel, se tendrá que construir de nuevo. También se perderán los maquinistas pero, dejadme decirlo con claridad, ¡un tren funciona bien gracias a los revisores! Los maquinistas sólo conducen - y eso lo pueden hacer hasta los niños.
  • Comprar dos trenes nuevos: Esto se puede hacer comprando alguno de los 5 trenes que, por ley, siempre están expuestos (y por tanto, se sabe el tipo de antemano), o comprando trenes al azar (sin saber el tipo).
Y nada, así se van construyendo las rutas y ampliando poco a poco mi trabajo. Cuando ya están listas para coger pasajeros, yo me encargo de recaudar también el dinero y se van obteniendo los beneficios correspondientes según los kilómetros que haya que recorrer, claro está (puntos de victoria). Además, cuando una de las compañías haya desplegado al menos 38 de sus trenes (vamos, todos menos dos), empieza la cuenta atrás quedando tan solo un mes para lograr objetivos y beneficios. A partir de ahí, se procede a la redada por parte del gobierno, quien comprobará si has logrado poner en marcha todas aquellas rutas a las que te has ido comprometiendo, quitándote puntos si no ha sido así. También deben de premiar bastante si has cumplido tu palabra, y además dan puntos extra al que más rutas haya formado ¡Pero esas gestiones son cosas de jefes, no de los revisores! ¡Que se peleen entre ellos! 

Uniendo ciudades,
transportando personas
Los cabecillas de la empresa pensarán como quieran, ¡y mira que yo les tengo cariño!, pero como revisor, a mi lo que realmente me hace feliz cada día es poder facilitar que el ciudadano pueda moverse de un lado a otro del país; visitar a familiares, comprar algún regalo, ¡quién sabe!, emprender alguna aventura. Soy feliz descubriendo caras nuevas, pensando qué historia se esconderá detrás de cada una. Me encanta ver a la gente apresurarse con el tren a punto de salir, observar a la gente que lleva esperando muchos minutos en el andén. La gente que se queda diciendo adiós cuando el humo lo cubre todo. El aliento en el ambiente del pasajero al subir, víctima del duro invierno, que se calma al subir al vagón. No sé, ¡amo mi trabajo!

Soy feliz abriéndome paso cada mañana entre el frío y la nieve saludando al personal a la vez que compruebo sus billetes...

¡Pasajeros al tren! ¡Pasajeros el tren!

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